Ya es hora de salida del trabajo y Tiago me envia un mensaje diciendo que me está esperando en el estacionamiento para irnos a relajar un rato.
Las piernas y los brazos me tiemblan porque no se a donde me llevará está vez.
Bajo al estacionamiento y como todo un caballero me abre la puerta del coche y subo.
Durante el camino siento como su mano acaricia suavemente mi pierna hasta llegar a mi ingle en donde la sangre comienza a hervir.
Antes de llegar al destino, me tapa los ojos con su corbata y al llegar me dice SORPRESA!!!.
Un jacuzzi lleno de pétalos de rosas y esencia de lavanda.
Esta si que es una sorpresa y una cita inolvidable va a ser para relajarnos un rato.
Tiago se veía tan apuesto que empezó a desvestirme lentamente y yo hacía lo mismo.
Completamente desnudos estábamos los dos y me carga y me lleva al jacuzzi.
Sus manos ya empezaban a seducir todo el lienzo de mi piel, mis piernas enredadas en su cintura.
Tiago no dejaba de darme besos y caricias, haciendo que el agua del jacuzzi hubiera mucho.
Los latidos de nuestros corazones se sincronizaron, su cuerpo mojadisimo era fascinante.
Mis senos expuestos para él, para su gozo y mis manos para escalar su espalda.
Sus manos bajaban hacia aquellas partes donde me deshacía por completo de placer.
Definitivamente esta si fue una cita inolvidable.
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