Mi respiración se entrecorto cuando me volteaste a ver.
Y desde ese momento nuestra historia de amor empezó a escribirse.
Mi corazón yacía en un sueño profundo dentro de las entrañas de su letargo, silente, casi vuelto un témpano de hielo a oscuras, atado a las inclemencias del destino con todos sus sentidos encadenados hasta que apareciste tú con tu inigualable encanto.
Tu tan apuesto estabas, como no enamorarme de un hombre que a simple vista supe que eres maravilloso, mi cielo adorado.
Tus ojos me recitaban poesía al mirarme con esa mirada ardiente.
Me dieron ganas de robarte un beso.
Fue como respirar la primavera, mi alma de rodillas pidiéndole permiso a mi ser para acariciar tu cálida presencia y que decir de mi corazón atado, cuando la lumbre de tu hermosa mirada acarició mis pupilas y en un brinco mi corazón recibió un aliento de vida retocando sus fibras casi pálidas.
Maravilloso encuentro, quien iba a decir que ese día radiante iba a encontrar al amor de mi vida.
El sol estaba radiante, irradiaba la felicidad.
Y así supe que tú para mí representas la primavera, amor mío.
El sol en su esplendor derrochaba color y vida, había vuelto a florecer mi alma con esa paz inefable que solo el atardecer brinda así era tu sonrisa, fresca y agradable y gritaba mi corazón desesperado en mi interior como presintiendo las pisadas del amor avecinar.
Todo era muy bonito cuando nos conocimos, mi cielo adorado.
Me tomaste de las manos, estaba yo nerviosa y como no si yo nunca me había dado una oportunidad en el amor.
Te abrace y al sentir tus brazos cálidos, la sangre empezaba a recorrer por mis venas.
Te juro que ya no me acordaba como se describía un beso, su sabor, su noción, el pasado se había hecho cargo de borrar su esencia, hasta que mis besos se anidaron en tus suaves labios dándonos un prolongando beso de esos que hacen ignorar el entorno.
Ese beso me lleno de vida el alma y alimento mi corazón.
Su sabor tan especial a fresa.
Eso hacia exaltar todas las membranas de mi cuerpo.
Fue hermoso sentir esos tejidos atrevidos.
Me llenas de paz y de dicha.
Fue un beso tierno con sabor a auroras blancas, mis brazos te aprisionaban más tratando de detener el tiempo y no nos importó la muchedumbre a nuestro alrededor solo importaba tu y yo y entrelazar nuestros sentidos a placer.
Le dimos rienda suelta a nuestros sentimientos y dejamos fluir nuestras emociones.
Fue hermoso haberle robado esas horas a la vida.
Y después se besarte, mi cuerpo pedía otra cosa.
Ir a un lugar más tranquilo para robarle más horas a la vida y amarnos sin límites.
Mi ser no se opuso al clamor de mis emociones, el deseo brotaba a ciegas en mi cuerpo, quería más a lo mejor navegar y explorar tu total encanto y sellar con caricias tu suave piel y amarnos con locura en nuestro primer encuentro.
Quería llenarte de letras, amor, caricias y pasión.
Navegar contigo entre las sábanas que desbordaban ya pasión.
Flotaba en el aire una mezcla de deseo y lujuria y ya nuestros cuerpos estaban atrapados en las redes de la pasión, disfrutaba de tu cuerpo deshojado en mis manos, tu desnudes alborotaba mis ganas y te hacia el amor como nunca cubriéndote de caricias y besos, fue hermoso haber vivido esa linda experiencia contigo mi amor.
Nunca olvidaré esa hermosa experiencia y el haberle robado esas horas a la vida fue maravilloso, mi cielo adorado.
Nunca olvidaré como nos conocimos, quedará guardado en mi mente pero sobre todo en mi alma nuestro amor a primera vista, mi cielo adorado.
Eres y serás el hombre de mi vida"
-Andy Pau y Austin Hernan
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