Es el hombre convertido en poesía.
Me encanta detener el reloj a la hora
de amarlo.
Sentir sus laberintos llenos de frescura.
Besar sus cortezas, que huelen a madera dulce.
Nadar en lo profundo de sus ríos, lagunas y manantiales.
Impregnar el lienzo de mi piel con la fresca brisa
de su rocío que emana en cada parte de sus cavidades.
Escalar con mis manos su espalda que es mi
refugio en días de nostalgia.
Besar sus puntos débiles para así hacer brotar
su fresco aroma a rosas frescas.
Él representa la primavera, es el hombre convertido en poesía.
Adoro ser su musa a la hora de amarlo, porque su
frescura invade todo el lienzo de mi piel.
Me invita a beber y disfrutar de un dulce paseo por
sus senderos llenos de fresca brisa.
Se detienen las horas, los minutos y los segundos.
Sus ojos dicen más que mil palabras cuando los
observo fijamente.
En ese preciso momento mis montes, mis llanuras,
mis horizontes, mis superficies, mis planicies y mis valles se humedecen con su fresco rocio.
Él representa la primavera, es el hombre convertido en poesía"
-Andy Pau
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